El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, mantuvo ayer una comunicación telefónica con los líderes opositores venezolanos Edmundo González Urrutia, reconocido por el gobierno estadounidense como ganador de las elecciones presidenciales de julio y actualmente exiliado en España, y María Corina Machado.
Durante la conversación, Blinken reafirmó el respaldo de Estados Unidos a ambos líderes y subrayó la importancia de «que se haga cumplir la voluntad de los venezolanos, expresada en las urnas«, según informó el vocero del Departamento de Estado, Matthew Miller, en un comunicado oficial.
Asimismo, el gobierno estadounidense reiteró su compromiso con una transición pacífica hacia la democracia en Venezuela y la liberación de todos los presos políticos que permanecen encarcelados de manera ilegal.
Por su parte, el dictador comunista Nicolás Maduro, quien ha gobernado Venezuela desde 2013, aseguró que asumirá un nuevo mandato presidencial el próximo 10 de enero, a pesar de las miles de denuncias de fraude.
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Los comicios estuvieron marcados por protestas dentro del país y críticas internacionales, tras la decisión del Consejo Nacional Electoral de otorgar la victoria al líder chavista, sin mostrar ningún acta.
La amenazas del régimen chavista
En un evento transmitido por el canal estatal VTV, Maduro anunció en diciembre que, junto a «millones de hombres y mujeres que estarán en las calles«, acudirá a la Asamblea Nacional, que está bajo control chavista, para jurar su cargo como presidente y extender su permanencia en el poder por un tercer período de seis años.
El sábado, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) reafirmó que la «gran mayoría» del pueblo votó por el opositor González Urrutia.
En un mensaje a través de sus redes sociales, la principal coalición opositora del país afirmó que «el 28 de julio, la gran mayoría de los venezolanos elegimos a Edmundo González Urrutia como presidente de Venezuela«, y, en consecuencia, hizo un llamado a la unidad y a continuar luchando por su toma de posesión el próximo 10 de enero.
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Es esencial defender «la soberanía expresada a través del voto» y «lograr una transición pacífica» que ponga fin al chavismo, que ha gobernado el país desde 1999.
No hay «restricción alguna» para su regreso a Venezuela y «en absoluto» no teme ser detenido si decide presentarse en Caracas, aseguraron el lunes representantes de la PUD, aunque no precisaron «ni el día ni la forma» en que regresará al país para asumir la presidencia.
Simultáneamente, el día anterior, el partido Primero Justicia manifestó que en las últimas semanas cruciales trabajará para fortalecer la unidad opositora ante la «ilegítima» dictadura, continuará con la «lucha por consolidar y defender el triunfo electoral (…) promoviendo una agenda democrática y transparente«.
Además, aseguró que abogará por «el cambio político inmediato que abra las puertas a un sistema de libertades y derechos humanos» en Venezuela, junto a González Urrutia.
Maduro fue proclamado como ganador de manera fraudulenta en las elecciones presidenciales del 28 de julio por el Consejo Nacional Electoral (CNE) basándose en unos resultados que aún no se conocen de forma detallada.
Desde ese momento, el país enfrenta una crisis que, según la coalición opositora más grande, PUD, y varias organizaciones no gubernamentales, está marcada por una «persecución» contra dirigentes y activistas antichavistas, y por el mayor número de «presos políticos conocido en Venezuela, al menos en el siglo XXI«, según denuncia la ONG Foro Penal.