La historia del marqués y sus jardines, una de las joyas paisajísticas de España

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Simétricos, elegantes, renacentistas, así se ven los jardines de Santa Clotilde, en Lloret de Mar -entre la Cala Boadella y la Playa de Fenals-, una ciudad de veraneo de la Costa Brava. Situados sobre un acantilado, con impresionantes vistas del mar, son una visita obligada para admirar su belleza y descubrir una apasionante historia de amor.

Los jardines de Santa Clotilde, obra del paisajista Nicolau Maria Rubió i Tudurí.Mariana Eliano

Su creación se remonta a 1919, cuando el marqués de Roviralta le encargó al joven arquitecto y paisajista Nicolau Maria Rubió i Tudurí -discípulo del famoso paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier- que diseñara un jardín que se pareciera a los renacentistas italianos. El hombre amaba los jardines y quería construir uno propio en un solar donde antes prosperaban viñedos.

La familia Roviralta en los jardines de Santa Clotilde, 1930.Emili Martínez I Passapera-Arxiu Municipal Lloret Arxiu – Grup El Punt

Hasta 1995 los jardines fueron privados y su único dueño era Raúl Raúl Roviralta i Astoul, luego marqués de Roviralta. La historia del marqués arranca con Teodoro, el padre de Raúl, que en el siglo XIX se fue a América en busca del progreso y volvió con fortuna. Su hijo Raúl, que era médico, heredó todo. Y acá viene la pata local de la historia: sí, el famoso marqués tiene algo que ver con “Huber”, el exmarido de Susana GIménez: Huberto es el sobrino del marqués Raúl, que era hermano de su padre, Emilio.

La impactante vista del Mediterráneo desde los jardines de Santa Clotilde.Mariana Eliano
Una sirena en los Jardines de Santa Clotilde.Mariana Eliano

El terreno de 27.000 m2 lo fue comprando de a poco y a buen precio porque eran viñedos improductivos por el paso de la filoxera. Se construyeron entre 1917 y 1920, y después, el tiempo hizo su trabajo. El nombre de los jardines viene de Clotilde Rocamora, la primera mujer de Raúl, que murió a los 32 años por comer una ostra en mal estado. Tiempo después, el marqués se volvió a casar.

Clotilde Rocamora, la esposa del marqués, murió de una manera trágica y absurda.Grup El Punt
Obra de construcción de los jardines, 1925.Emili Martínez I Passapera-Arxiu Municipal Lloret Arxiu

Ahora que está el contexto principal, pasemos a las plantas. El jardín es mayormente verde, pero tiene la sorpresa lila de los agapanthus. Hay 400 árboles (cipreses del Himalaya, pinos blancos, naranjos, castaños, alcornoques), por donde suben y bajan ardillas. Y también se ven gaviotas porque este jardín está sobre el mar.

Desde 2016 forman parte de los Jardines Históricos Europeos.Mariana Eliano
Hay 400 árboles (cipreses del Himalaya, pinos blancos, naranjos, castaños, alcornoques), por donde suben y bajan ardillas.

Entre los cipreses destacan los bustos traídos de Italia con cierta inspiración en el Renacimiento, específicamente de la Villa d’Este, en Tívoli.

En 1995, la familia cedió los jardines al ayuntamiento. La casona todavía es privada y se alquila por Airbnb, en general, para bodas.

La casa de Santa Clotilde es privada y se alquila por Airbnb.Gentileza Sala de Prensa de Lloret turismo
La casa de Santa Clotilde.Gentileza Sala de Prensa de Lloret turismo

Desde 2016 forman parte de los Jardines Históricos Europeos: 47 jardines presentes en 11 países. Cerca del nuevo anfiteatro al aire libre, desde un acantilado de 150 metros de altura, se ven dos calas: una para ir con bikini y otra sin.

Los jardines de Santa Clotilde fueron cedidos al Ayuntamiento.Mariana Eliano
Vista del mar desde los acantilados donde se levantan los jardines.Mariana Eliano

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