Tristán Suárez sabía que necesitaba recuperarse y dejar atrás los cinco encuentros sin victorias en el torneo de la Primera Nacional. Es cierto que tuvo que trabajar, que tuvo que luchar y que tuvo que sufrir bastante para quedarse con el triunfo en Ezeiza. Pero lo consiguió. Porque se hizo fuerte en su casa y venció 2-1 a un Alvarado que sigue sin enderezar el rumbo.
El Lechero contó con un arranque soñado. El gol de Patricio Ostachuk, de penal, hizo que tomara las riendas del partido desde el resultado y también desde el plano futbolístico. Como si fuera poco, Alexander Sosa estiró la diferencia escasos minutos después para tener mayor tranquilidad, mover la pelota y enloquecer a un Torito perdido en la cancha y en la temporada.
Cuando parecía que la segunda parte no iba a tener mayores sobresaltos y que Tristán se encaminaba al triunfo con facilidad, Tomás Bolzicco descontó -también desde los 12 pasos- y los de Mar del Plata empezaron a ir sin ideas pero con mucho corazón. La cercanía en el resultado llevó a que el local se tirara unos metros atrás y que aguantara la diferencia con una defensa que fue su mejor aliado.
Así, el Lechero volvió a sonreír y se arrimó otra vez a la punta de la Zona A del Nacional.
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