La tragedia reaviva el temor en una región marcada por décadas de conflicto.
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Un devastador ataque terrorista sacudió el idílico valle de Baisaran, cerca de Pahalgam, en la región de Jammu y Cachemira administrada por India, dejando al menos 26 turistas muertos y decenas de heridos.
El atentado, perpetrado por un grupo de militantes armados, es uno de los más mortíferos contra civiles en la región en años recientes y marca un escalofriante resurgimiento de la violencia en este disputado territorio.
Este martes, alrededor de las 14:30, un grupo de dos a cuatro militantes abrió fuego indiscriminadamente contra turistas que visitaban el prado de Baisaran, un destino turístico popular rodeado de montañas nevadas y bosques de pinos, a unos 5 km de Pahalgam.
Dispararon a quemarropa
Según testigos, los atacantes, vestidos con uniformes de combate, dispararon a quemarropa, causando pánico entre los visitantes, muchos de los cuales intentaron huir sin encontrar refugio en el terreno abierto.
Cuerpos esparcidos
Imágenes del lugar mostraron cuerpos esparcidos y escenas de desesperación, con locales intentando auxiliar a los heridos.
Turistas indios en su mayoría
Entre las víctimas, en su mayoría turistas indios, se reportan al menos dos extranjeros, aunque las nacionalidades no han sido confirmadas.
«Ataque terrorista»
La policía india calificó el incidente como un “ataque terrorista” y señaló a militantes que luchan contra el dominio indio en Cachemira.
El grupo local “The Resistance Front”, vinculado a la organización paquistaní Lashkar-e-Taiba, reclamó la responsabilidad, alegando que el ataque responde a la supuesta “colonización” de la región por parte de “forasteros”.
No serán perdonados
El primer ministro indio, Narendra Modi, condenó enérgicamente el ataque, prometiendo que los responsables “no serán perdonados”.
En un mensaje en la red X, Modi expresó condolencias a las familias de las víctimas y aseguró asistencia a los afectados.
Castigaremos a los responsables
El ministro del Interior, Amit Shah, anunció su viaje inmediato a Srinagar para encabezar una reunión de seguridad y revisar la situación.
“Castigaremos a los perpetradores con las consecuencias más severas”, afirmó Shah.
Ataque cobarde
Omar Abdullah, jefe de gobierno de Jammu y Cachemira, describió el ataque como “impactante más allá de toda creencia” y señaló que es “mucho mayor que cualquier cosa vista contra civiles en años recientes”.
Por su parte, Mirwaiz Umar Farooq, líder separatista cachemir, condenó el atentado como un “ataque cobarde” que va en contra de la tradición de hospitalidad de Cachemira.
El ataque coincidió con la visita a India del vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, quien se encuentra en un viaje mayormente personal.
Vance expresó su solidaridad: “Nuestros pensamientos y oraciones están con el pueblo indio tras este horrible ataque”.
Violencia en Cachemira
Cachemira, dividida entre India y Pakistán desde la partición de 1947, ha sido un foco de conflicto durante décadas.
Ambos países reclaman la totalidad del territorio, lo que ha desatado tres guerras y numerosos enfrentamientos.
Desde 1989, una insurgencia armada en la Cachemira administrada por India ha enfrentado a militantes separatistas, muchos de los cuales buscan la unión con Pakistán o la independencia, contra las fuerzas indias.
El conflicto ha dejado decenas de miles de muertos, incluyendo civiles, rebeldes y militares.
La región experimentó una relativa calma en los últimos años, con un aumento del turismo –3,5 millones de visitantes en 2024– impulsado por la aparente estabilidad.
Sin embargo, la revocación en 2019 del estatus semi-autónomo de Jammu y Cachemira por parte del gobierno indio, liderado por el BJP de Modi, intensificó las tensiones.
La medida, que dividió el estado en dos territorios federales, permitió a las autoridades otorgar derechos de residencia y propiedad a no cachemires, lo que muchos locales perciben como un intento de alterar la demografía musulmana mayoritaria de la región.
Desde entonces, la presencia militar india, con unos 500.000 soldados desplegados, se ha reforzado, y las operaciones antiterroristas se han intensificado.
Aunque los ataques contra turistas han sido raros –el último incidente significativo ocurrió en junio de 2024, cuando nueve peregrinos hindúes murieron–, la violencia persiste, especialmente en áreas remotas.
Organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado violaciones de derechos humanos por parte de las fuerzas indias, incluyendo detenciones sin juicio bajo la Ley de Poderes Especiales de las Fuerzas Armadas (AFSPA), mientras que el gobierno indio sostiene que el 95% de las acusaciones son falsas.
El ataque de Baisaran representa un cambio alarmante en el conflicto, al dirigirse directamente contra turistas, un sector que había permanecido relativamente al margen de la violencia.
Analistas sugieren que los militantes podrían estar buscando atraer atención internacional, especialmente tras el reciente aumento de la represión militar india.
Fuente: Cadena 3
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