El Congreso de Brasil asestó este miércoles un fuerte golpe al izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva al anular por amplia mayoría tres decretos que aumentaban el impuesto a transacciones internacionales. La decisión representa un freno político al intento del gobierno de esquivar el ajuste fiscal mientras continúa ampliando el gasto público.
Las cámaras de Diputados y Senadores votaron de manera consecutiva la revocación del aumento del Impuesto sobre Operaciones Financieras (IOF), que Lula había decretado en mayo. Este impuesto afectaba consumos con tarjetas de crédito en el exterior, remesas al extranjero y créditos empresariales, entre otras operaciones.
Hasta los aliados rechazaron el plan de Lula
La derrota fue particularmente significativa porque incluso partidos aliados al oficialismo votaron en contra de los decretos. El impulsor de la anulación fue el Partido Liberal (PL), del ex presidente Jair Bolsonaro. Desde esa bancada argumentaron que las alzas fiscales dañarían a la clase media, provocarían inflación y castigarían aún más al consumo interno.
“Lula busca cumplir la regla fiscal sin renunciar a su obsesión por el aumento descontrolado de los gastos públicos”, sostuvo el diputado Luciano Zucco, autor del proyecto aprobado.
La regla fiscal vigente en Brasil exige que el gasto público crezca por debajo de ciertos límites hasta el año 2026. Para evitar recortes al gasto social, el gobierno pretendía compensar con más impuestos. Estimaba recaudar con esta suba del IOF unos 12.000 millones de reales en 2025, equivalente a aproximadamente 2.100 millones de dólares.
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Críticas a un gobierno que “solo quiere recaudar”
Durante el debate legislativo, varios diputados cuestionaron duramente la estrategia fiscal del Ejecutivo. Sóstenes Cavalcante, también del Partido Liberal, calificó al gobierno como “incompetente” y acusó al oficialismo de actuar con fines exclusivamente recaudatorios.
“El gobierno de Lula está más preocupado por seguir gastando que por ordenar las cuentas. No hay voluntad de hacer una reforma del Estado ni de ajustar el tamaño del gasto”, expresó Cavalcante.
Desde el oficialismo, en cambio, intentaron justificar la suba del impuesto señalando que sin esa recaudación se verían obligados a recortar programas sociales. Lindbergh Farias, líder del Partido de los Trabajadores (PT), advirtió: “Tendremos que hacer recortes en programas sociales y en derechos de los trabajadores; nosotros queremos que los ricos paguen la cuenta”.
La inflación y el gasto descontrolado preocupan al mercado
Mientras tanto, la economía brasileña muestra señales de alarma. En mayo, la inflación interanual trepó al 5,32%, un valor que genera inquietud entre inversores. A su vez, el real brasileño llegó a su punto más bajo frente al dólar en el primer trimestre del año, tras la presentación de un polémico proyecto del gobierno para eximir del impuesto a las ganancias a sectores de ingresos medios, sin una compensación clara.
Si bien la moneda logró recuperarse parcialmente, persisten dudas en los mercados respecto a la sostenibilidad fiscal de un gobierno que sigue priorizando el gasto sobre la estabilidad macroeconómica.