«Las Maldiciones», un nuevo thriller político en Netflix situado en el Norte argentino

En el norte argentino, la hija del gobernador es secuestrada por su hombre de confianza mientras se vota la sanción de una ley crucial de explotación del litio. La trama política devela una trama familiar y se exponen las tensiones entre el poder y la filiación. Esta historia cuenta “Las maldiciones”, la nueva miniserie argentina de Netflix basada en la novela homónima de Claudia Piñeiro. Dirigida por Daniel Burman y Martín Hodara, se puede ver en la plataforma desde el 12 de septiembre.

La ficción de tres episodios es un thriller político con elementos de western. No adapta literalmente la obra original, sino que hace foco en las tensiones familiares a partir de sus personajes principales: el gobernador Fernando Rovira (Leonardo Sbaraglia), su secretario Román Sabaté (Gustavo Bassani), su madre Irene (Alejandra Flechner), su esposa Lucrecia (Monna Antonópulos) y su hija Zoe (el debut de la joven jujeña Francesca Varela).

Una de las modificaciones centrales respecto de la novela (publicada en 2017) fue sacar la historia de Buenos Aires. En la miniserie, Rovira no es un líder político porteño, sino un candidato a gobernador de una provincia del norte argentino. El paisaje se impone y habilita la atmósfera de western, donde la inmensidad y la hostilidad del entorno traza una continuidad con el estado emocional de los personajes: aislamiento, soledad y desconexión.

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A pesar de que las particularidades de la trama pueden tentar una búsqueda de referencias con figuras o historias reales de la política argentina, Burman, que viene de filmar las dos temporadas de “Iosi, el espía arrepentido” (en ese caso basado en una investigación periodística) aseguró que la ficción no tiene referencias literales.

“La realidad es que la serie no está inspirada en ningún político en particular y tiene que ver con poner el foco entre dos mundos que parecen irreconciliables: las arenas de las conspiraciones y complejidades del mundo político y público, y los dramas personales y familiares. Y cómo de alguna manera el desborde de un universo llega al otro. Todo drama político esconde un drama personal y familiar. No está trabajando con una realidad política en particular pero sí con una realidad de la existencia humana, en la que detrás de todo hombre con poder siempre hay una persona con grietas, conflictos y maldiciones”, contó el director en una rueda de prensa de la que participó La Capital.

El universo de la política tradicional ofrece un marco de resonancia, pero el verdadero núcleo de conflicto son los vínculos familiares. Más temprano que tarde, queda claro que las maldiciones a las que refiere el título no son ningún fenómeno natural sino la inevitabilidad de aquello que se hereda.
“Era una de las pocas novelas que no había leído de Claudia y cuando Netflix me hizo la propuesta, me atrapó inmediatamente todo lo que es la línea de la filiación. El universo que presenta la novela es muy complejo, muy amplio y se podrían hacer diez series. Personalmente, porque es una temática que ha atravesado todo lo que he hecho en los últimos 25 años, hice foco en la temática de la filiación: qué se transmite de padres a hijos, de quién son los hijos, qué hacemos con nuestros padres. En ese punto me sentí muy identificado y sentí que era un material extraordinario”, apuntó Burman, realizador de películas como “El abrazo partido”, “El nido vacío” y “El rey del Once”, entre muchas otras con esta temática como eje.

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Otro elemento en común en toda la obra de Burman es que transcurren en entornos urbanos, generalmente en barrios porteños. En “Las maldiciones”, el director aprovecha la oportunidad de mostrar su destreza como realizador al integrar otros elementos visuales y estéticos con un paisaje muy distinto. Ese entorno natural no es sólo decorativo, sino que es sumamente narrativo.

“En la ciudad, lo que tenés alrededor no tiene presencia, no tiene pregnancia. De pronto irnos a un lugar donde la naturaleza no sólo está arraigada en la trama, sino que termina el rodaje y el viento te vuela y lo tenés que abrazar. El sol te parte la cara, el frío y la altura te impiden respirar. Ese condicionamiento de la naturaleza te da una forma totalmente nueva e inesperada que le da mucha vida al relato, una organicidad que no tenés cuando filmás en una ciudad”, compartió el director.

Filmar en el Norte argentino

“Las Maldiciones” se filmó en ocho locaciones de la provincia de Jujuy, incluyendo La Quiaca y Susques, la localidad más alta del país accesible por ruta pavimentada, ubicada a 3.896 metros por sobre el nivel del mar.

Esto implicó un evidente desafío para la logística de producción, sobre todo teniendo en cuenta que en Susques no hay agua potable (está contaminada con litio) ni talleres mecánicos, y cuenta con limitada capacidad hotelera y de servicios. El rodaje de la miniserie se extendió durante 34 jornadas entre junio y agosto de 2024. Participaron más de 257 profesionales de distintas áreas, de los cuales 73 fueron personas del norte. La principal figura del talento local fue la joven jujeña Francesca Varela, de tan solo 12 años, que protagoniza la miniserie.

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“Hago teatro desde los cuatro años y siempre me encantó ir a castings. Una persona me mandó el casting de la serie y me dijeron que no perdía nada con intentarlo. Fui pasando varias etapas con Daniel, con Martín, con gente de Netflix. Cuando me avisaron que había quedado para el proyecto me puse muy feliz y a las pocas semanas ya me tuve que ir a grabar”, compartió Francesca también en ronda de prensa.

“El mayor desafío fue adaptarme al cine. Toda mi vida había hecho teatro, entonces exageraba mucho las expresiones y los movimientos. Mi coach, Agustina Soutullo, me ayudó un montón. Me encantó grabar, fue una experiencia única. Todos me trataron excelente”, sumó.

Además, la joven actriz aportó anécdotas de grabar junto a grandes nombres de la cultura como Sbaraglia. “Leonardo es un personaje. Estábamos en un restaurante y se ponía a recitar en francés, a cantar. No tuve ninguna escena con él pero es una muy buena persona. Le grabó un saludo a mi abuelo y casi se desmaya. Con Alejandra estuve muy poco pero es una persona muy dulce. Con Gustavo Bassani tuve todas las escenas. Nos llevamos muy bien, íbamos para todos lados juntos. Daniel también se portó maravilloso”, dijo Varela.

Por su parte, Burman contó cómo fue el arduo proceso de selección que terminó con la elección de Francesca. “Vimos muchísimas actrices, muchas más de las que pensábamos, quizás por prejuicio de no conocer todo el talento que hay en el Norte argentino. Hay algo que es muy difícil de explicar de lo que pasa con una actriz no sólo frente a la cámara sino frente a uno. El día que la vi a Francesca, supe que era Zoe sin dudas. Hay algo de su personalidad, de su manera de enfrentar la cámara, de decir los textos, que fue muy determinante”, afirmó el director.

“Algo no menor es que tiene una familia maravillosa. Cuando uno trabaja con chicos, es muy importante ese acompañamiento. En el caso de Francesca, hay una familia, una madre maravillosa, que se notaba que le brindaba un apoyo y una contención fundamental para enfrentar un desafío de estas características”, agregó.

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