El Atlántico Sur sigue siendo un laboratorio natural único, y las investigaciones de la NASA no solo revelan su impacto en el cambio climático, sino que también resaltan su importancia como hábitat para especies marinas esenciales. Frente a estos hallazgos, queda claro que proteger estos ecosistemas es una prioridad global.
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El Atlántico Sur, particularmente en la región de la plataforma patagónica, está experimentando transformaciones fascinantes. A fines del año pasado, los satélites de la NASA captaron una impresionante floración de fitoplancton cerca de las Islas Malvinas, destacando la riqueza biológica y la dinámica del océano argentino.
Según SciTech Daily, estas floraciones son esenciales para el ciclo del carbono y la salud de los ecosistemas marinos. Los satélites PACE de la NASA, equipados con el instrumento Ocean Color Instrument (OCI), registraron el 28 de diciembre una vista espectacular de remolinos verde-azulados que reflejan la abundancia de nutrientes en estas aguas.
Los detalles de estos cambios increíbles
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La floración de fitoplancton, impulsada por nutrientes transportados por corrientes marinas y polvo en suspensión, es un fenómeno recurrente en la región. Este año, los cocolitóforos, microorganismos cubiertos de carbonato de calcio, dominaron la escena, coloreando las aguas con un vibrante azul turquesa.
Ivona Cetini, oceanógrafa de la Universidad Estatal Morgan y miembro del equipo de la NASA, explicó: “Los cocolitóforos prosperan con los días largos y soleados del verano austral. Estas floraciones, además de ser visualmente impactantes, juegan un rol crucial en la captura de carbono y en el mantenimiento de ecosistemas marinos productivos”.
Además, la interacción de diferentes masas de agua genera franjas de colores que reflejan la diversidad de comunidades de fitoplancton, lo que da una idea de la riqueza ecológica de la región.
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