El repelente cuesta la mitad que el año pasado: por qué casi no hay mosquitos en lo que va del verano

Hace un año era difícil encontrar repelentes. Se agotaban rápido. La intolerable invasión de mosquitos -propiciada por las lluvias de diciembre de 2023-, más los casos en aumento de dengue, habían creado pánico en la gente, que se abasteció rápidamente de aerosoles y cremas para combatir al Aedes aegypti. En consecuencia, se vaciaron las góndolas de farmacias y supermercados y subieron los precios: un envase chico de Off! llegó a costar 10.000 pesos. En enero de 2025 el panorama es otro. Con poco dengue y la ausencia de mosquitos, las venta se normalizó y los precios bajaron.

En varios locales que visitó Clarín aseguraron que la venta «está planchada». «No hay ni de cerca la locura del año pasado», comenta una empleada de una farmacia de Balvanera. Una empleada de otra farmacia de Constitución comenta que se debe a la falta de mosquito. «Viste que casi no hay», exclama. Su compañera se suma a la charla y explica que «mucha gente se stockeó en octubre y noviembre, antes del verano», lo que sería otro factor que explica la normalización de la vente de repelentes.

En enero del año pasado, el precio de los repelentes de mosquitos se incrementaron un 70% en un mes y el producto más económico se llegó a vender a 5 mil pesos, el mismo precio que más o menos tiene hoy el envase chico de Off! naranja. El Gobierno hasta había agilizado la importación de repelentes ante la falta del producto. Un año después, en este 2025, por menos de esa cantidad se puede comprar un Off en aerosol, que es el más buscado por la gente.

Manuel Espinosa, entomólogo de la Fundación Mundo Sano, explica que la falta de mosquitos se debe especialmente a un factor climático. «Los mosquitos, de todas las especies, dependen la temperatura y la humedad. Una parte de su ciclo de vida es en el agua. En las precipitaciones, en áreas bajas que se inundan, y que el agua dura una semana, son las condiciones para su desarrollo. Eso pasó el año pasado, cuando se daban eventos extremos de lluvias. Este año no se dieron. Los mosquitos siguen estando, pero en menor abundancia», sostiene.

Menos dengue

Las dos temporadas anteriores, Argentina atravesó contagios récord de dengue, como nunca antes en su historia. No se sabe aún que pasará este año con la circulación del virus que transmite el mosquito Aedes aegypti, pero de manera provisoria se puede afirmar que hasta el momento el dato comparativo de casos con respecto al de hace exactamente un año arroja un holgado saldo a favor del actual, en términos de menor impacto.

Mucha gente se stockeó en octubre y noviembre. Foto: Luciano Thieberger.

La gran diferencia, si se discrimina por provincia, la hace el noreste argentino, que el año pasado tenía ya un abultado número de casos mientras que ahora esa cifra es marginal. Espinosa asegura que este año todo indica que va ser normal, con pocos casos de dengue, sin llegar a una epidemia como los dos años anteriores.

«Depende mucho de la temperatura, durante el año prácticamente no se ve, salvo en las provincias del norte, donde no hay inviernos crudos. Eso dependerá si es un año caliente o no. Su patrón de aparición es entre octubre y mayo, Y los picos se dan en febrero y marzo», recuerda el especialista.

Y agrega: «Las condiciones no muestran que sea un año epidémico. Eso también depende del desplazamiento de las personas. Hay que ver cuando empiece a llegar la gente que se fue a Brasil -donde hay dengue- de vacaciones. Hay que ver cómo se desplazan esos viajeros, y si causan un brote local».

Sostiene que la fumigaciones solo se usa para matar adultos, no las larvas. Y que la gente aún no tomó conciencia. «Como las epidemias se dan cada tanto, la gente se olvida, y no cuida sus espacio para que no haya cacharros que puedan propiciar criaderos del aedes aegyptii».

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