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Este mes le pregunté a mucha gente porque no visitaba más galerías de arte y obtuve respuestas de lo más dispares que me ayudaron a sacar algunas conclusiones. Las galerías se perciben como un espacio hostil que genera inseguridad, que pone a todos un poco incómodos.
Requiere mucho coraje preguntar precios (que probablemente sean elevados) si encima quien los debe comunicar habla en un idioma artísticamente intelectualizado y lleva un perfume snob.
Como amante del arte y persona que convive con artistas no puedo evitar preguntarme: ¿Qué hay detrás de esa aparente frialdad que transmiten las galerías? ¿Por qué cuando las visitamos nos cuesta tanto visualizar esas mismas obras en nuestros espacios?
Buscando el origen de las galerías contemporáneas -con sus particularidades- volvemos al auge del arte moderno del siglo XX, momento en que surgen las obras abstractas, cubistas y minimalistas. La llegada de este arte disruptivo trae consigo un cambio en la manera en que se exhiben las obras: atrás quedan los espacios abarrotados de obras con marcos ornamentados para crear un nuevo modelo de exposición limpio y despojado. La ‘caja blanca’ que aún hoy es la norma.
El efecto que tiene esta forma aséptica es innegable: hasta un zapato viejo bien iluminado parece una obra de arte (si no recordemos aquel video viral de tik tok en que los turistas fotografían un zapato intencionalmente apoyado por un visitante en el Louvre). En el corazón de esa incomprensión está mi apuesta de este mes.
Uno de los desafíos más grandes para un artista abstracto es encontrar ese equilibrio justo: esa composición, esa paleta, esa conjunción casi cósmica de planetas que logran que la obrafuncione, movilice, estalle internamente. Parece a primera impresión algo sencillo, pero si ajustan un poco el ojo van a poder fácilmente reconocer esa sensación entre la nada y el todo que generan este tipo de obras.
Uno de los desafíos más grandes para un artista abstracto es encontrar ese equilibrio justo entre la composición y la paleta, esa conjunción casi cósmica de planetas que hace que la obra funcione. Ver obras de Hernán Paganini es entrar a un laberinto al que no pedimos entrar, pero del cual no queremos salir.
La obra de Paganini es forma, volumen, color, caos y paz en simbiótica armonía.
Para quienes no conocen a Hernán, es un artista argentino basado en Seattle que todavía expone mucho en su país. Sin ir más lejos, por estos días se puede ver su trabajo en la galería Tramo, donde es parte del ciclo “La casa invita”.
¿Cuánto cuesta hoy una obra suya? Los valores están entre 2500 y 5000 USD.
Eugenia Mendoza es una de esas artistas que con su trabajo resignifica la técnica y la materia, ya que se involucra de lleno con un oficio de cientos de años para hacerlo propio y que cuente una nueva historia que también arrastra las historias de antaño.
Sus tótems monumentales, sus cadenas que conectan pasado y presente y sus piezas que se vinculan con detalles en metal tienen un magnetismo discreto y poesía propia.
Como es de imaginarse, Eugenia no podía tener su taller en ningún otro lugar que no fuera el Delta de Tigre. Sin embargo, quienes quieren ver sus obras en vivo pueden hacerlo en Tiempo Galería o en Central Affair en Galerías Larreta de la calle Florida, el nuevo hub artístico del centro porteño.
¿Cuánto sale una obra de Eugenia? Sus esculturas oscilan en entre los 1000 USD para las de formato chico y 3000 a 6000 USD en formato grande.
Hace poco leí que la arquitectura interna que rodea la infancia de un artista siempre se proyecta en sus obras. Igual que sucede con el inconsciente, la base que formó las ideas del artista siempre se ve salpicada de alguna manera en las obras que genera a lo largo de su vida.
Cuando uno mira las obras de Carlos Cima, un artista nacido en el ecléctico y anárquico conurbano bonaerense de los años 90, las tensiones y la apropiación de recuerdos familiares pueden leerse.
En su obra las imágenes son un poco decadentes, pero al mismo romantizadas y rodeadas de un perfume borroso. Como si en sus pinturas, el artista intentara recordar con fuerza algo y nos reflejara parte de esa nostalgia.
¿Cuánto sale una obra de Cima? Sus pinturas van de los 500 USD para las de formato pequeño a los 8000 USD en grandes formatos.
Hay mucha fuerza oculta dentro de esa telaraña que forman las imágenes de Lucila Sampayo. Su trabajo tiene la capacidad fantástica de iluminar y ocultarse dentro de un ambiente.
Lo que a primera vista parece una abstracción monocromática no es mas que un entretejido de figuras que se van desplegando ante nuestros ojos y nos revelan cuerpos, sensualidad y movimiento.
¿Cuánto cuesta un original de Sampayo? Sus obras en formato chico se pueden conseguir por 500 USD mientras que las de formato más grande rondan los 2500 USD.
Las obsesiones también pueden canalizarse estéticamente. Lo meticuloso y lo repetitivo nos atrae con un magnetismo singular al punto en que perderse en el universo de color y figura que propone Juarez se convierte en un placer culposo.
La obra de Daniel Juarez tiene el poder de elevar materiales descartables y poco ostentosos al rango de joyas singulares y convertirlas en objetos casi fetichistas.
¿Cuánto valen sus obras? Los precios oscilan entre 1000 y 3000 USD.
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