La marcha por los jubilados que tuvo lugar este miércoles frente al Congreso Nacional terminó en un episodio de violencia que dejó un saldo preocupante: 124 detenidos, dos personas heridas de gravedad y numerosos destrozos en la zona.
Lo que comenzó como una movilización habitual frente al Congreso para reclamar mejores condiciones para los jubilados, derivó en enfrentamientos entre barrabravas, militantes y las fuerzas de seguridad, generando un clima de tensión que ha encendido el debate público.
La protesta, que se realiza todos los miércoles, tiene como objetivo visibilizar las demandas de los jubilados, un sector de la población que enfrenta serias dificultades económicas en un contexto de alta inflación y pérdida de poder adquisitivo.
Sin embargo, en esta ocasión, la movilización fue cooptada por grupos organizados, incluyendo barrabravas de distintos clubes de fútbol y militantes de diversas agrupaciones políticas, lo que marcó un giro en la dinámica habitual de estas manifestaciones.
Los enfrentamientos comenzaron cuando las fuerzas de seguridad intentaron contener a los manifestantes que avanzaban hacia el Congreso. Según testigos, los disturbios se intensificaron cuando algunos grupos comenzaron a arrojar piedras y otros objetos contundentes, mientras que las fuerzas policiales respondieron con gases lacrimógenos y camiones hidrantes.
El resultado fue un escenario caótico, con barricadas en llamas, vidrieras rotas y daños significativos en el mobiliario urbano. Entre los heridos, se reportaron dos casos de gravedad. Uno de ellos es un manifestante que sufrió una lesión craneal producto del impacto de una cápsula de gas lacrimógeno, mientras que el otro es un policía que recibió un disparo en el brazo y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente.
Heridos
Además, se registraron varios heridos leves tanto entre los manifestantes como entre los efectivos de seguridad, lo que subraya la magnitud de la violencia desatada. El operativo policial, que resultó en la detención de 124 personas, ha sido objeto de críticas y cuestionamientos.
Desde el Gobierno, se defendió la actuación de las fuerzas de seguridad, argumentando que la protesta fue un intento de desestabilización promovido por sectores opositores. Según declaraciones oficiales, la presencia de barrabravas y militantes radicalizados evidencia una intención deliberada de generar caos y deslegitimar las instituciones.
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