Siete reclusos de la cárcel de Piñero y seis mujeres recientemente detenidas fueron imputadas por una serie de extorsiones contra comerciantes de Villa Gobernador Gálvez. A algunos de ellos también les imputan comercio de drogas y a otros una amenaza calificada en nombre de la familia Cantero que apunta a una antigua disputa.
Otra vez reclusos de la cárcel de Piñero fueron imputados por organizar actividades ilícitas desde la prisión. En este caso fue una serie de extorsiones y amenazas que los internos planificaron en conjunto con mujeres, la mayoría parejas o visitantes, que estando en libertad participaban del apriete a comerciantes o dueños de inmuebles.
En la imputación que hizo este jueves el fiscal Pablo Socca se destaca que las amenazas se realizaban en nombre de la familia Cantero. En los últimos años varias causas dejaron en claro que la marca «Los Monos» comenzó a ser utilizada en extorsiones por personas no ligadas a la banda. Una manera de garantizar el miedo como efecto de una intimidación que sin dicha firma podría no representar lo mismo. Este podría ser un caso más, pero a los investigadores les llamó la atención la particularidad de uno de estos hechos: apuntaba a los propietarios de una casa que había sido de Milton Damario, absuelto en el juicio por el crimen de Claudio «Pájaro» Cantero.
Las extorsiones
Los internos Lucas Robay Romagnoli, Sebastián Ariel Lescano, José Alberto Lescano, Eduardo Fabián Gómez, Diego Axel Arroyo, Alejo Damián González y Juan Cruz Pereira compartían el pabellón 14 de la cárcel de Piñero cuando estuvieron detrás de una serie de extorsiones. Los hechos ocurrieron en enero pasado y tuvieron como blanco a vecinos de Villa Gobernador Gálvez. En al menos cinco hechos también participaron seis mujeres: Yamila Martínez, Lucila Barrios, Ludmila Barrios, Rocío Cappello, Mora Chena y Milagros Toledo. Cinco de ellas quedaron en prisión preventiva y una con domiciliaria.
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Una de las extorsiones fue el 3 de enero pasado, cuando el dueño de una pollería de Villa Gobernador Gálvez comenzó a recibir mensajes que amenazaban con «bajarle a los empleados». «Te hablamos de parte del Peruano, respaldado por Guille», aseguraban en referencia al narco Julio Rodríguez Granthon y al líder de Los Monos, Máximo Ariel «Guille» Cantero. Ante la negativa de la víctima de pagar entre 3 y 5 millones, seis días después el comercio fue atacado a tiros.
Unos días después fue el turno de una distribuidora y un local de indumentaria pertenecientes a una misma persona. Las amenazas fueron similares a la anterior y en nombre de los mismos narcos reconocidos públicamente. «Sabemos todos los movimientos de ustedes», advirtieron. La víctima terminó pagando 500 mil pesos que transfirió a la cuenta de una de las imputadas. Una dinámica similar usaron con el dueño de un almacén y la dueña de dos locales de ropa, pero en estos casos las extorsiones no se concretaron.
En nombre de Los Monos
Con otro trasfondo, y distintas intenciones, tres de los reclusos y una de las mujeres detenidas participaron de una amenaza a una familia de Carcarañá. Querían quedarse con una casa que los dueños, según la investigación, le habían comprado hace algunos años a Milton Damario. Se trata de un recluso, condenado por narcotráfico, siempre sospechoso de haber sido uno de los asesinos del Pájaro Cantero. Aún cuando la Justicia provincial lo absolvió en 2017 por el beneficio de la duda.
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En ese marco el 21 de enero pasado los habitantes de la casa cenaban cuando vieron a un hombre que simuló ser un delivery y arrojó un papel en el frente de la vivienda. Era una amenaza: «Hacele saber a Milton Damario que ya le encontramos una guarida. Vinimos por todo. Nosotros llegamos hasta donde sea. El que esté metido en esta casa se va a arrepentir toda su vida. Si no está vacía en 24 horas no va a haber más aviso. Él ya sabe quiénes somos y de parte de quién venimos. Todos los que estén con él se van a morir«, decía la advertencia, acompañada de un número de teléfono.
Un día después, en el mismo domicilio, apareció una corona de flores con condolencias y varios nombres entre los que estaba el de Milton. Ese mismo día apareció una palma de flores con otra nota: «Esto no termina acá. La vida de ustedes sigue en el otro mundo. Siempre van a estar en nuestras vidas y algún día nos volveremos a cruzar», decía y llevaba la firma de «Familia Cantero».
Narcomenudeo
Una séptima imputación es por narcomenudeo y comprende a uno de los reclusos de Piñero y a tres de las mujeres acusadas. El fiscal Socca le atribuyó al Eduardo Gómez, mediante el uso de celulares desde la cárcel y en coordinación con las imputadas y otras personas no identificadas, vender drogas al menudeo en la localidad de Fray Luis Beltrán.
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De acuerdo a la investigación, vendieron al menos desde principios de 2024 y hasta marzo pasado, cuando se llevó a cabo la inactivación de uno de los puntos de venta luego de una audiencia por cese de estado antijurídico que se hizo en San Lorenzo. En ese marco Gómez y las hermanas Lucila y Ludmila Barrios fueron imputadas por comercio de estupefacientes en calidad de autor, mientras que Rocío Capello fue acusada por la misma figura pero como partícipe secundaria.
Al finalizar la audiencia el juez Hernán Postma confirmó la prisión preventiva para seis de los imputados. Una de las mujeres acusadas, en tanto, permanecerá en prisión domiciliaria porque tiene un bebé de dos semanas.