La tendencia es tristemente firme y clara: cada vez más personas en Argentina sienten malestares psicológicos. En concreto, tres de cada diez (el 28,1%) adultos expresaron esa situación de malestar “psi” tras responder un completo cuestionario sobre su estado de ánimo y si sufren diversos síntomas ligados a la depresión y la ansiedad.
Pero lo peor es que esa cifra de personas afectadas está en crecimiento. Según contó Solange Rodríguez Espinola, doctora en psicología e investigadora de la Universidad Católica Argentina (UCA), en una entrevista colectiva de la que participó PERFIL, “venimos repitiendo muchas de estas preguntas a lo largo de los años y vemos que este malestar está en crecimiento hace ya tres lustros seguidos. Por ejemplo, en el 2010, el 18,4% de las personas clasificaba en esa categoría de “malestar”. Desde entonces hasta hoy, esa situación fue creciendo en forma paulatina pero sostenida. Es, además, un fenómeno que se viene agudizando en los últimos años y ya afecta a tres de cada 10 adultos”.
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El trabajo presentado se denomina: “La investigación Malestar psicológico: evolución histórica en la Argentina urbana (2010-2014) y determinantes en el contexto reciente (2022-2024)”. Y allí se analizan en detalle los factores que inciden en la sintomatología ansiosa y depresiva en población adulta”. También explicaron que se hizo recopilando información de la conocida “Encuesta de la Deuda Social Argentina”.
Depresión y ansiedad
¿Cómo se define este malestar analizado? Los responsables del estudio, que también incluyó como co-coordinador al doctor Eduardo Leonardelli, explicaron que “se trata de un concepto que combina la presencia de síntomas de depresión y de ansiedad y que, en definitiva, genera déficits en las capacidades emocionales de las personas. Tiene que ver también con niveles elevados de angustia psicológica”.
Para llegar a estas cifras situacionales, este trabajo de campo puntual analizó las respuestas de diferentes integrantes de más de 5800 hogares, todos mayores y residentes de locaciones urbanas provenientes de toda la Argentina.
Detalles de los resultados
Al analizar los resultados publicados por el grupo de trabajo, surgen características importantes. Algunas no tan sorprendentes, pero sí imprescindibles para pensar el problema y, eventualmente, diseñar políticas y soluciones apropiadas y efectivas para enfrentar este deterioro en salud mental.
Algunas de las características del fenómeno: “observamos un mayor malestar psicológico a medida que se desciende en la estructura social. Eso se ve en que, en el 2024, la prevalencia de malestar psicológico en personas pobres llegó al 39,5%. O sea, casi duplicar los valores entre adultos no pobres”, comentaron los expertos que pertenecen al Observatorio de la Deuda Social Argentina.
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Y también encontraron brechas notables en otros aspectos. Por ejemplo, según sexo, los niveles de malestar resultaron significativamente más altos entre las mujeres (32,5%) que entre varones (23,1%).
A la hora de pensar quiénes sufren más estas situaciones según la edad, los investigadores comprobaron que, en el año 2024, los mayores índices de malestar psicológico se concentraron en el grupo de 60 a 74 años (30,1%). Y fue una diferencia notoria con los resultados comparativos obtenidos en el 2023, cuando dicho malestar predominaba, pero en el grupo etario de 35 a 39 años.
Se ve una agudización del malestar
Otro de los puntos llamativos de esta flamante investigación es su aceleración y agudización: “El 41,8% de las personas declararon sintomatología ansiosa y/o depresiva en al menos uno de los años de análisis (2022, 2023 y 2024). Un 5% reportó malestar psicológico de manera persistente durante los tres años, un 12% evidenció un patrón intermitente a lo largo del tiempo y un 18,4% manifestó un empeoramiento en su estado de salud mental.
A lo largo del tiempo, se observa un aumento en el malestar psicológico. Y esto señala una intensificación de los síntomas de ansiedad y depresión en los segmentos de la población que ya presentaban niveles elevados de malestar psicológico.
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Los resultados más recientes, además, permiten concluir que, en un lapso muy corto de tiempo, en dos de cada diez adultos se deterioró su salud mental.
Entre las conclusiones del trabajo, los expertos también comprobaron varios ítems importantes para planificar políticas preventivas:
- Las personas con enfermedades crónicas o graves presentan mayor riesgo de malestar psicológico que las personas sanas.
- Los desempleados y subempleados, en comparación con los ocupados, también tienen más riesgo.
- Los pobres e indigentes casi duplican los valores de sufrimiento psi comparados con los no pobres.
- Las mujeres reportan en promedio casi tres puntos más que los varones en este rubro de salud mental.
Esta situación surge en parte por razones biológicas y porque suelen ser “ellas” sobre las que recaen las tareas de cuidado familiar, lo que se asocia a un mayor estrés. También el género femenino suele darte un mayor espacio para la introspección y eso puede influir en los porcentajes de las respuestas.
Finalmente, de estos elementos surge que la combinación de edad avanzada, déficit de salud, precariedad laboral y ser mujer conforma un perfil de alto riesgo a la hora de pensar en la presencia de malestares psicológicos significativos.
EG/ff