Con 25 años, en el trono de Los Monos: condenaron a Érica Bullón, pareja de Lucho Cantero, a 9 años de prisión efectiva

La acusada aceptó en juicio abreviadoi los cargos formulados por la Fiscalía, que la ubicaron como parte de una asociación ilícita “en calidad de jefa”. La organización que integra, se expuso, se dedicó a “cometer delitos contra las personas, contra la vida, contra la propiedad, contra la libertad, contra la administración pública, contra la seguridad pública, contra la fe pública y contra la salud pública”

Asociación ilícita en calidad de jefa, agravada por la participación de menores de edad. Por ese delito, Érica Bullón, de 25 años y pareja de Luciano «Lucho» Cantero recibió la pena de 9 años de prisión efectiva en un juicio abreviado. Ella ya cargaba con más de una sentencia a cuestas: en 2022 había sido detenida en su casa de España al 5700, donde cumplía prisión domiciliaria por tenencia de armas de fuego, y condenada a 3 años de prisión efectiva por tentativa de extorsión y amenazas. Ahora, en la nueva condena, consta que formaba parte de una organización criminal junto con Lorena Verdún, la madre de Lucho, y con Gastón Schneider, hijastro de Claudio «Pájaro» Cantero. Todos parte del núcleo neurálgico de Los Monos tras el asesinato del Pájaro, en mayo de 2013, cuyo crimen cambió el mapa narcocriminal y de la violencia armada en Rosario.

El juez de primera instancia Fernando Sosa resolvió homologar el procedimiento abreviado presentado por la Fiscalía y aceptado por la defensa de Bullón. La fiscal Marisol Fabbro le atribuyó a la condenada, junto a Verdún, Schneider y Lucho Cantero y otras personas –algunas identificadas y otras aún no– entre ellas un menor de edad, haber formado parte de una asociación ilícita que se dedicó a “cometer delitos contra las personas, contra la vida, contra la propiedad, contra la libertad, contra la administración pública, contra la seguridad pública, contra la fe pública y contra la salud pública en la localidad de Rosario”.

Esta organización criminal, describió la Fiscalía, procuró ocupar y dominar sectores y barrios de la ciudad, “y excluir de allí a bandas antagónicas, con el fin de obtener beneficios económicos producto de diversas actividades ilícitas, como su expansión territorial”. Para consumar tales acciones, se agregó, los integrantes de la organización criminal cometieron diversos delitos, entre ellos “homicidios, lesiones, encubrimientos, amenazas, extorsiones, abuso de armas, portación y tenencia ilegal de armas de fuego y venta ilegal de estupefacientes”.

La asociación ilícita, reconstruyó la investigación, se conformó como un sólido entramado: “Un grupo de personas que converge mediante un acuerdo de voluntades, estable (en el sentido de permanencia en el tiempo) y con caracteres de cohesión y organización, con la finalidad de cometer actividades ilícitas indeterminadas y diferentes entre sí, con mucha influencia en la zona sur de la ciudad de Rosario y alrededores, que opera principalmente en los barrios La Granada, Las Flores, Las Delicias y Barrio Plata”.

Los Jefes de esta organización, sostuvo la fiscal Fabbro, son Lucho Cantero, Lorena Verdún, y quien recibió condena este miércoles. Ellos tres “conforman el escalafón más alto de esta estructura delictiva”.

En tanto, la funcionaria del Ministerio Público de la Acusación expuso a otros actores y los papeles de cada uno: “Dylan B. cumple el rol de organizador, recibe y transmite las órdenes impartidas por sus superiores, en particular los requerimientos de Luciano Cantero. Las demás personas supra mencionadas integran la asociación con el carácter de miembros y se les asignan roles específicos que contribuyen al funcionamiento”.

“Respecto de los individualizados como jefes y miembros –marcó la fiscal– se agrava su participación en función de la intervención de menores de edad”.

En esa línea, Fabbro pareció sugerir que fue una cuestión de táctica, inherente a la organización criminal: “Existió un conocimiento por parte de los mayores de edad respecto a la condición de menores de edad; no obstante, aprovecharon de la participación de los mismos”.

Estructura orgánica con premios y castigos

“La organización criminal data por lo menos desde junio del año 2021 hasta la actualidad, fecha en que se produjo la detención de varios de los integrantes que se encontraban en libertad”, expuso la Fiscalía.

Y profundizó en la estructura de la asociación, en la que Lucho Cantero, Lorena Verdún y Érica Bullón “son los jefes de la organización, administradores del ejercicio de violencia y actividades ilícitas en la zona territorial descripta”.

“Imparten directivas desde su lugar de alojamiento –desarrolló Fabbro–. Luciano Cantero es hijo de Lorena Verdún y pareja de la condenada; entre los tres tienen el control de la organización criminal y poder de fuego, operando dentro de el lugar de alojamiento. Los mismos comunican sus intenciones por medio de Dylan B., quien se encarga de ejecutarlas por sí o por persona interpósita. La organizacion delictiva de los cuales ejercen la jefatura se caracteriza por contar con gran poderío económico y de fuego, en tanto puede apreciarse que cuentan con liquidez en moneda nacional y extranjera que obtienen de actividades ilegales, como ser la venta de estupefacientes, sustracción y posterior venta de vehículos, como viviendas que van adquiriendo mediante actos intimidatorios”.

Y continuó: “Sus objetivos están direccionados a incrementar su patrimonio ilegal con bienes muebles e inmuebles, a los que buscan otorgarles un destino legal sin perjuicio de haber sido obtenidos a la inversa”.

“Luciano Cantero –agregó– opera desde el establecimiento penitenciario de Marcos Paz, provincia de Buenos Aires, las 24 horas, ordenando atentados con armas de fuego contra diferentes personas, eligiendo a las personas que van a cumplir cada uno de los roles en los hechos, adquiriendo y disponiendo el uso de armas de fuego de gran poder ofensivo y vehículos (automóviles, motocicletas), autorizando el pago a los miembros de la organización por los hechos realizados y su coste, decidiendo dónde se guardan o se esconden las armas de fuego y los vehículos utilizados por la banda, organizando y administrando la atención de los puntos de venta de estupefacientes y controlando su recaudación, etcétera”.

Describió así una organización más que aceitada y beligerante: “Se comportan como controladores del territorio y ninguna actividad puede tener lugar allí sin su consentimiento. Entre otras maniobras delictivas en pos de la obtención de sus fines, se encuentra la extorsiva, la cual era ejecutada por la condenada antes de resultar detenida, mediante la triangulación de llamadas entre las víctimas y su pareja Luciano Cantero”.

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