‘Doom’, ‘Fallout’, ‘Halo’ o ‘Crysis’ son algunos de los videojuegos que han jugado con la idea de las denominadas como rifles Gauss, armas que hacen uso de campos magnéticos para hacer posible lo imposible: lanzar proyectiles metálicos a una velocidad que escapa a la razón sin fogonazo ni retroceso, incluso ausentes de sonido alguno. En universos como ‘Ghost in the Shell’ o pelis como ‘Minority Report’ hemos visto ideas similares, pero siembre dentro de la ciencia ficción.
Por eso, lo que ha anunciado China es extraordinario.
El arma del futuro. En un avance que podría transformar radicalmente el concepto de armamento moderno, científicos del Ejército Popular de Liberación de China han presentado el desarrollo de la primera coilgun del mundo sin condensadores, un cañón electromagnético capaz de alcanzar una cadencia de fuego de 3.000 disparos por minuto.
Esta cifra, inalcanzable para las armas de fuego tradicionales y muy por encima de los modelos comerciales estadounidenses como el GR-1 “Anvil” (limitado a 100 disparos por minuto), ha sido posible gracias a un rediseño radical del sistema de alimentación: en lugar de usar los tradicionales condensadores para almacenar y liberar energía, la nueva arma se alimenta directamente mediante matrices de baterías de litio de alto rendimiento. El enfoque elimina los tiempos de recarga entre disparos, considerados hasta ahora el talón de Aquiles de las armas electromagnéticas, y abre una vía para lograr fuego continuo a velocidades hasta ahora exclusivas de la ciencia ficción.
Precisión milimétrica. El prototipo experimental (revelado en un estudio revisado por pares publicado en la Journal of Gun Launch & Control) cuenta con un diseño compacto tipo bullpup, inspirado en el subfusil belga P90, y utiliza 20 bobinas de cobre de 25 mm cada una. Su funcionamiento se basa en sensores que activan con precisión nanosegundos semiconductores de potencia (IGBT), alimentando cada bobina justo 2 milímetros antes de que el proyectil entre en ella y cortando la energía 35 milímetros después de su salida.
Esta activación secuencial permite maximizar la aceleración sin generar resistencia inversa, aumentando así la eficiencia energética del sistema. El arma puede disparar proyectiles metálicos a velocidades de 86 m/s, lo que la hace adecuada para el control antidisturbios, aunque su diseño es escalable para aplicaciones letales. Además, incluye algoritmos de mapeo temporal de posición, simulaciones de elementos finitos para optimizar el disparo y sistemas de disipación térmica que evitan el sobrecalentamiento de las baterías, incluso con picos de corriente de 750 amperios.
Ventajas tácticas invisibles. Los investigadores destacan una serie de ventajas clave sobre los primeros prototipos de años atrás (vídeo encima) que podrían hacer de la tecnología un referente en operaciones militares futuras: no hay fogonazo en la boca del cañón, el disparo es silencioso y el nivel de letalidad puede ajustarse según la situación. Estas características convierten a la coilgun china en una candidata ideal para, por ejemplo, misiones encubiertas, operaciones de supresión y entornos urbanos.
Plus: la tasa de fuego (cinco veces más alta que la de un fusil AK-47) permite crear una especie de muro continuo de proyectiles que puede saturar cualquier intento de respuesta enemiga en situaciones de disturbios o combates a corta distancia. Eso sí, los propios autores del estudio reconocen que aún hay limitaciones importantes: la precisión todavía es baja comparada con armas balísticas tradicionales y el tiempo de recarga de las baterías ronda una hora, lo que condiciona su uso continuo en operaciones prolongadas.
¿Nueva era? Es la pregunta que flota con un anuncio que ahora tendrá que mostrarse en público. Sobre el papel, China ha logrado con esta coilgun no solo un hito técnico, sino también una posible redefinición del armamento portátil de nueva generación. La conjunción entre electrónica de potencia, algoritmos de control milimétrico y avances en baterías de litio y chips semiconductores permite pensar en un futuro próximo donde las armas electromagnéticas no sean ciencia ficción, sino más comunes en los arsenales militares.
Los investigadores han subrayado que el prototipo actual tiene una orientación no letal, pero sus fundamentos técnicos ya permiten proyectar variantes mucho más poderosas, versátiles y difíciles de rastrear. En un contexto global donde la supremacía tecnológica es cada vez más un factor decisivo en los conflictos geopolíticos, el desarrollo chino marca un nuevo punto de inflexión que podría alterar el equilibrio de poder en cuanto a armas personales avanzadas.